Ariel Aguisky es un músico, compositor, productor discográfico y DJ argentino conocido artísticamente como Capri. Su historia con la música empieza desde la infancia, pues sus padres son antropólogos y músicos, una combinación que le ayudó a entender las sonoridades desde otras perspectivas.
Su primera participación en una banda de rock la tuvo cuando apenas cursaba la secundaria; sin embargo, paralelamente siempre estuvo interesado en el lado electrónico y tecnológico de la producción musical. Así que su formación fue clásica y tecnológica, hasta perfilarse como DJ.
Así es como nace Capri en 1998, su primer proyecto, el cual comenzó su historia en el momento en que su demo llego a manos del productor argentino Tweety González. Al poco tiempo se vio tocando en raves, después viajó para asistir a las discotecas en Berlín y posteriormente se dieron sus colaboraciones con Gustavo Cerati.
Su sonido empezó por las vías del techno, en ese entonces los pocos artistas y productores que incursionaron por esos territorios de la música se concentraban en la plataforma digital Buenos Aliens, de ahí surgió su primer contacto con Pepe Mogt de Fusible.
Para 1999 sale el experimental disco Gustavo Cerati “Bocanada”, un disco que asegura Capri, les ayudó a perderle el miedo a una escena que empezaba a nacer en Latinoamérica. Para el 2000, las antiguas bases se habían soltado.
“Hay un factor de miedo en el arte”
En el 2003 empezó su lazo con Cerati, de una manera muy inesperada, cuando antiguo líder de Soda Stereo vio a Capri como una de las propuestas más prometedoras en la escena musical. Fue un punto de inflexión en su carrera que le abrió las puertas a una escena musical cuyo público aún no los aceptaba por completo y que al final terminaba queriéndolos.
Fue así como Cerati colaboró con él en el álbum “Mamma Killer Night” y cantó en ingles porque su música sonaba más en otros países que en Latinoamérica. Ese momento marcó su carrera no sólo a nivel industria, sino personal porque asegura que aprendió mucho del músico: a buscar sonidos y formas, a presentar sus proyectos, sonidos y ambientes.
Posteriormente, fue turno de Capri colaborar con Gustavo Cerati en el disco “Ahí Vamos” (2006). Su proceso de trabajo de Cerati era compartir sus progresos con sus compañeros para pedirles consulta, fue así como salieron varias ideas en los teclados y con algunos arpegios.
“[Cerati] Siempre alimentaba a su grupo y se alimentaba de su grupo, esa retroalimentación es la que aprendí que te mantiene vivo. Estar solamente para uno no suma nada”
Mientras tanto estuvo produciendo a otros artistas como Telefunka, trabajó con Babásonicos y en el 2010, con la iniciativa de Tweety González, sale su último disco en México, “Discotape”, un trabajo cuyo sonido le costó dos años de búsqueda.
Sin embargo, la inminente enfermedad que atacó a Gustavo Cerati, le afectó en su proceso creativo y Capri asegura que fue muy duro para él porque era cuando todo empezaba a explotar. Además, se había mudado a otro país. Su muerte en el 2014, fue una tragedia para todos y él se sentía perdido.
Se dio una pausa y empezó a hacer música para películas, televisión y se centró más en el DJ set. No fue que desapareciera, sino que estuvo intermitente en otros espacios que le brindaron otros conocimientos. Recién ahora es capaz de transformar esa energía de su duelo y el desarraigo de su país natal, para convertirlo en magia.
“A veces los desafíos están en otro ecosistema donde uno no se siente en su zona de confort, donde uno no reconoce al otro. Te hace adaptarte y esa adaptación da nuevas herramientas y fronteras que cruzo para que después, cuando uno vuelva a su punto de vista, tenga más ángulos”
Ese miedo a cantar en español y esa necesidad de pensar en los mercados desapareció, renació con ganas de llegar a la gente y compartir lo que hace. Confiesa que se trata de una consciencia artística y humana lo que hace funcionar nuevamente su motor. Es una revancha para volver a la canción.
Su nueva producción nace de los límites que él se impuso, de contenerse las ganas de expresarse, de desconectar e ir a la búsqueda de esa magia que estaba guardada pero destinada a la discoteca.
Asimismo, se ha abierto camino a la sonoridad acústica de las guitarras, porque es una nueva cara que quería compartir. Inició buscando la melodía de la canción, el piano y la voz bastaron, y cuando la compartió con un amigo guitarrista, le pasó los acordes, empezó a tocar y dijo: ese es el modo.
Con aquella tranquilidad interna y su capacidad fluyendo, presentará otras 4 canciones que piensa dejar en libertad de revestir con otras sonoridades. Todo con la finalidad de estar en paz y en armonía con su destino.
Entrevista: Andres Villela
Texto: Fani Bárcenas