Los setentas, Gran Bretaña, inflación y las crisis petroleras en el Medio Oriente precedieron a una serie de huelgas a fines de 1978, era llamado el "Invierno del descontento”, era tal la situación que los conductores de ambulancias se negaban a responder a las llamadas de emergencia. Sí, era terrible, los cadáveres comenzaban a amontonarse sin enterrarse mientras incluso los sepultureros abandonaban sus puestos.
Es fácil imaginar que el líder de The Clash, Joe Strummer, pudiera verlo como el fin del mundo.
El punk era la reacción natural. ¿Pero realmente podrías pasar toda tu carrera escribiendo canciones de dos minutos con los mismos tres acordes y los mismos gritos de adolescente?
La primera ola de punk había terminado con la desaparición de los Sex Pistols en 1978, y el movimiento estaba en el proceso de separarse en caminos distantes en la década de 1980: Hardcore, New Wave, Post-Punk, etc. Su segundo álbum de larga duración, Give 'Em Enough Rope de 1978, había funcionado bastante bien pero había decepcionado las expectativas para el mercado estadounidense.
¿Qué le quedaba a The Clash, excepto tal vez venderse?
Si estaban pensando en cambiar su sonido, el punk no se los permitía realmente, tenían que tomar prestadas influencias de épocas pasadas en el rock. Sí, los punks habían sido como niños eufóricos, corriendo arriba y abajo por el pasillo de los edificios personales y golpeando las puertas, en la cara de la industria.
London Calling logró el 14 de diciembre de 1979 llegar a ese punto de se un álbum “interesante”, no simplemente como parte de un movimiento, ir más allá con: ska, reggae, era un álbum que mostraba el horizonte con propuesta, uno que nadie más podría haber hecho, y que por estas razones merece su lugar en las listas de clásicos históricos e histéricos.
Claro lo pueden escuchar en RuidoBlanco así como en la app de IHeartRadio.
Texto: Andrés Villela